miércoles, 18 de julio de 2007

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

PLANTEAMIENTO


El sector Alí Primera, es una comunidad ubicada en el Municipio Los Taques del estado Falcón, cuyo origen se remonta al año 1946, cuando la Creole Petroleum Corporation se asentó en estas tierras. Para aquella época el lugar era sólo un caserío que recibió el nombre de La Vela, debido a la llama del mechurrio de la naciente industria, única luz que alumbraba las noches; fue en 1985 a raíz de la desaparición física de Alí Primera, digno habitante de la zona, cuando los miembros del sector lo deciden llamar “Barrio Alí Primera”.
Cabe resaltar, que en sus inicios esta populosa barriada se caracterizó por la unión de sus habitantes, así como por el alto nivel de participación y compromiso en las actividades deportivas y culturales que constantemente eran promovidas y organizadas en el mismo. Sin embargo, estas características se fueron desvaneciendo con el paso del tiempo como consecuencia del engaño a que eran sometidas aquellas personas que reclamaban mejoras para el sector de parte de las autoridades responsables, gobiernos de turno u organismos encargados de brindarle una mejor calidad de vida; sumando a ello el conformismo, la pasividad y la alienación que a través de los medios de comunicación aún son presentados como supuestos valores y que han contribuido a mal educar y adormecer al individuo.
Es por ello que a la llegada de los estudiantes de la Universidad Bolivariana de Venezuela al Barrio Alí Primera se encontró una comunidad altamente pasiva, acrítica y conformista ante las problemáticas latentes de éste, donde las características reinantes son el escaso interés de los adultos, jóvenes, adolescentes y niños en cualquier actividad emprendida en la comunidad y la apatía, entendiendo ésta como un:

Trastorno de la afectividad que se caracteriza por la impasibilidad de ánimo, estado de indiferencia frente a las personas, el medio o los acontecimientos, que trae consigo una alteración en la capacidad de expresión afectiva por parte del individuo frente a toda una serie de estímulos externos e internos” (García, 2003, p. 35)

En tal sentido, este fenómeno se ve reflejado en cada escenario de la comunidad, pues la gran cantidad de espacios vacíos y sillas vacantes al momento de reuniones comunitarias importantes es el común denominador, a pesar del esfuerzo de un reducido grupo por informar a la colectividad e invitar a este tipo de actividades.
Sin embargo, este estado de pasividad no se ha limitado a la escasa participación de los habitantes del sector en los asuntos de interés colectivo, sino que ha sido el principal detonante de la desidia, la miseria y el latente problema de la basura que invade los terrenos baldíos de los alrededores.
Igualmente, debe agregarse a ello otra consecuencia de mayor impacto social, como lo es la delincuencia que azota a la comunidad, pues son precisamente las nuevas generaciones (jóvenes y adolescentes) quienes se encuentran vulnerables ante este flagelo y al no poseer ningún tipo de orientación ponen en riesgo su vida y la de los habitantes del sector.
Por otra parte, los niños no escapan a este fenómeno y en consecuencia se encuentran en un estado de estancamiento, desinterés y agresividad, pues la carencia de espacios para el esparcimiento y la sana recreación los condena al ocio y a la negativa influencia de los juegos de video que poseen una elevada carga de violencia, sumando a ello los falsos patrones de conducta difundidos a diario por los medios de comunicación.
En tal sentido, resulta preocupante que a pesar de estar contemplado en el preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela una nueva forma de democracia participativa y protagónica en la que los ciudadanos puedan asumir las riendas de su destino, los niños y jóvenes de esta comunidad estén creciendo bajo una cultura apática e indiferente de las situaciones que enfrenta su sector.
Es por ello fundamental que se de cumplimiento a los instrumentos legales que han sido creados para garantizar los derechos de aquellos que en un futuro cercano serán los responsables de dirigir los destinos de la localidad, la región o la nación entera.
Dentro de este orden de ideas, la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente en su capítulo II, establece los derechos, garantías y deberes que tanto el estado como la sociedad están en la obligación de estimular. Cabe destacar entre ellos el artículo 69, el cual propugna la educación crítica para Medios de Comunicación, tomando en cuenta la necesidad de mensajes e informaciones dirigidos a prepararlos y formarlos para recibir, buscar, utilizar y seleccionar apropiadamente la información adecuada a su desarrollo.
Igualmente, a través de la creación de espacios para la formación de los niños, niñas y adolescentes de cara a la comunicación se le dará cumplimiento al artículo 67 de la LOPNA, debido a que la existencia de lugares de este tipo constituyen escenarios adecuados para la libre expresión de sus pensamientos, sentimientos e ideas.
Por otra parte, la puesta en marcha de los cinco motores constituyentes, impulsado por el gobierno Nacional, ha despertado la conciencia de los miembros de la comunidad, quienes se han organizado bajo la figura del Consejo Comunal, pues es precisamente el quinto motor “explosión comunal”, el que promueve la organización popular, de modo que unidos puedan hacerle frente a los problemas que actualmente existen dentro del sector.
Finalmente, luego de dos años de interacción de la Universidad Bolivariana de Venezuela con los miembros del Barrio Alí Primera ha surgido una nueva visión y concepción de la realidad en la que es imperante la necesidad de crear espacios para que los niños, niñas y adolescentes del sector puedan comprender la importancia de la participación en la construcción de la sociedad, a la vez que hagan uso de la comunicación y sus herramientas para superar la desinformación, la apatía y la falta de motivación, así como la actitud pasiva y acrítica a la que ha estado acostumbrada su generación.

No hay comentarios: